Los niños de Tola son más felices en invierno
Brincan
en los charcos
No van a
clases
Se bañan
en los chorros que bajan por las caídas del zinc
Persiguen
grillos
Se
anillan gusanos a sus dedos
Montan
chanchos, perros y caballos
Asisten
a los partos
Recolectan
flores
Coleccionan
cangrejos en frascos
No
distinguen el día de la noche
Observan
al río llevarse
camiones
y árboles con todo y raíz
y al mar
engullir embarcaciones
para
luego vomitar los huesos de los pescadores
junto
con toda la basura arrojada en el año.
Los
niños de Tola pintan paisajes bucólicos
en sus
botitas de hule
Calientan
sus manitos en el fogón
Beben
caldo sin refunfuñar
Palmean
tortillas junto a sus madres
Usan
chaquetas dos tallas más grandes
Llenan
de tierra el azul y blanco de septiembre
y juegan
el anda en el patio de la iglesia
sin
entender por qué todo mundo llora ahí dentro.
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