martes, 31 de diciembre de 2019

VÍSPERA 23:59


500 varas de tempo
aspiradas por mis narices
Salgo a la playa estéril
y me asumo santo de estaño
El cóctel lisérgico de hace 7 horas
aún sacude mis entrañas
Las figuras de acero
se desdoblan en el reflejo oblicuo
que corre por la arena.

A lo lejos las carpas tristes
atestadas de dipsómanes infames
los quiénes, los cuántes, los cómes
las abominaciones del lenguaje y de la razón
La perdición
hecha carne
pestífera y mohosa
Condones rotos danzando
en medio de una noche sudorosa.

En los alrededores, los chicos de azul celeste
blanden sus Colts y sus cachiporras
fuman mentolados
y extorsionan a gringos con sus placas.

El astro al filo de medianoche
se va enamorando de su propia sombra
hasta desfigurarse
y perderse en el horizonte
entre chispas sanguinolentas.

Camino en zig-zag y descalzo
sobre el asfalto cubierto de vidrio incandescente
Estoy muy polvo-muy bruñido-muy blando
muy pieza de dios ancestral violada en un museo

Suena un corrido en una cantina contigua
y se arma un festín de balas

En la acera un cúmulo de niñas
devora un cuerpo de poroplast
En la otra acera, matemáticos desdentados
suman dientes sumergidos en un perol
equis más cinco más veinte es igual a hambre.

Alguien me llama por mi nombre
mientras vomito bilis fosforescente 
y saco del bolsillo una hoja filosa de metal
para hacer catarsis junto a mis monstruos alados
en víspera de año nuevo.

    

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