viernes, 6 de noviembre de 2009

CABARET FLOTANTE

Esto no podría ser más cierto ¿no? un cabaret levitando y dentro, entre luces de neón, el humo y el polvo acumulado, putas vueltas doncellas y putas de nuevo. Todo era tan perdurable en aquel lugar, una sonrisa, una erección, los billetes de a dólar congelándose en la escena antes de ser depositados en una braga (imaginate vos, como si depositaras una moneda en tu alcancía), ¡y qué putas! la alcancía se menea y a vos te gusta, te encanta. Y la alcancía meneándose y restregándose en tu entrepierna. Y la luz ya no entra más por ningún lugar, al menos no en esa noche. Ya mañana será otro día, ya mañana se olvidará barrer el polvo acumulado, haciendo énfasis solo en las colillas de cigarros, en condones, fluidos vaginales, pajillas, vidrios quebrados y demás.

Mañana las putas descansarán en sus piezas tristes y mugrosas, oscuras como sus almas. Dormirán todo el día porque son noctámbulas y viven para una sola cosa. Dormirán sin recordar que fueron hijas o madres, que alguna vez fueron a la escuela, jugaron rayuela y dieron su primer beso. Se levantarán ya a oscuras, con el maquillaje corrido, quizá algunos moretones y billetes hechos bolita en la mesa de noche. Existen técnicas para apaciguar el hambre, la ansiedad, el desasosiego. Ya han soñado bastante durante el día, sí, soñaron a pesar del hacinamiento, de la cama compartida entre cinco, del baño taqueado y del calor sofocante de un día moralizador-buen cristiano en donde se va a misa, se trabaja, se estudia, se desinfecta y se castiga a los descarriados.

En sus sueños dejaron de ser putas y se pusieron un disfraz para sus quinceaños, su primera comunión, su boda y toda aquella liturgia con lo que se cumple a cabalidad lo socialmente aceptado y se denigra y margina a las profesionales del bajo mundo.

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