domingo, 18 de octubre de 2009

EL VESTIGIO DE LOS MALAPODADOS SERES HUMANOS

Somos un mundo de míseras llamas, muriéndose de a poco. Somos sombras leves y efímeras, microchoques energéticos apenas perceptibles para quienes tienen el don de percibir.
Es que hay otras cosas, (nos decimos, con aire confuso) hay otros menesteres. Hay plagas de langostas, hay que iluminar ciudades enteras, hay que crear embalses, hay que cazar tiburones, hay que sentarse a la mesa y comer caviar con cuchara pequeña, hay que seguir con el tiempo y contra él, hay que tomar medicina contra la calvicie, hay que tener fecha de vencimiento y morir empacado.

Moisés le dice a su papá: - Papá papá, quiero ser doctor cuando grande, y curar muchos pacientes, y también quiero ser rico para poder dar de merendar a toda la gente, quiero ser profesor para enseñar a leer a todos los que no saben y ser presidente para prohibir la guerra. Moisés llegó a grande, se hizo doctor de las élites y se enriqueció, y al iniciar su carrera en la política nacional se dio cuenta que es mucho más conveniente invertir en guerra que educar a un pueblo.

Los frutos, ya maduros, se desgajan cayendo a tierra, (a una seca y fragmentada tierra) como el capital exorbitante de unos pocos se desborda, mientras nosotros, tierra seca y fragmentada, nos vamos alimentando de nosotros mismos como antropófagos silenciosos.
Somos perceptibles solo en sueños, malos sueños de quienes duermen en pijamas de lino y aire acondicionado. Somos molestias en la carne, como diminutos huesos que se apartan con la lengua o con el dedo. Nunca hemos sido lo que anhelamos ser ni nunca anhelamos lo que hemos sido. La vida nos vino planeada de previo en tertulias de humo, en Mercedes Benz blindados y en guerras libradas por caprichos o complejos personales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EStimado JOhan y entonces si no son o somos seres humanos?que es lo que smoos?