viernes, 16 de octubre de 2009

ENTREMÉS (III)

***Arturo se tragó un plátano maduro en la finca matagalpina que le heredó la abuela a su mamá, que sirvió de refugio de alemanes perseguidos por Somoza durante la segunda guerra mundial, que fue campo de entrenamiento de los campesinos que se volvieron guerrilleros y bajaron a punta de verga al hijo del Somoza, quien al sonar de los caites huyó del país como el pedo de una mula que montaba Arturo cuando niño para ir a los cafetales aledaños en la compañía de don Anselmo, campesino viejo que por un tiempo fue guerrillero y dejó de serlo para dedicarse de nuevo a preparar la tierra, ordeñar a las vacas y cortar el café y las cabezas de plátano maduro.***

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