jueves, 23 de julio de 2009

TU RECUERDO DE ROCÍO ME CAE A LA MENTE

La mente (jerarquizada por un sistema de preferencias) va borrando todo aquello que le sabe a superfluo e innecesario. A vos nunca te olvidé (por alguna razón y aunque han pasado un millón de lunas por el tapiz) mi piel aun huele a algo parecido a vos. Aquella nuestra última noche (que desencadenó en otras mil y una noches solitarias y pegajosas de masturbación) no supe encontrarte a conciencia por mi rotundo estado alcohólico, recuerdo sí el estertor de mi cuerpo conjugado con el estertor de tu cuerpo, las chispas que salían del contacto de nuestros miembros excitados, la vaga idea del dolor producido por tus mordiscos y arañazos.

Esa noche habías terminado con tu novio, llegaste a buscarme con el rimmel corrido, ya habías descargado en él todo tu sentimiento guardado. Nos fuimos a un bar, al rato salimos en cuatro patas, volcamos un carro prestado y huimos de la escena difusos, en carcajadas y sin rasguño alguno. 3: 16. No sé cómo llegamos a dar a tu apartamento, a tu espacio sensual de luces tenues, borlas y muñequitas de china; empecé a imaginar formas con la sombra de tu pelo, a identificar tu olor entre todos los olores, a observar tu belleza de cerca y de lejos, reconociste que te atraía, que había una cuota de tentación pero que jamás fue más que eso. Quebramos las patas de tu cama, rompimos el junco de la silla, nos hicimos sudor, gemido, grito, piel, hueso y agua. Nos rompimos los esquemas.

Tu recuerdo de rocío me cae copioso a la mente, me cae el desvelo por tu silueta borrosa cubierta de escarchas. La mente mañosa es un profundo reflejo del alma.

No hay comentarios: