We are stars now
In the dope show
Marylin
Manson
Sólo los
ojos
pares de
ojos
unidos
unos a otros, sin pestañear
El
bellísimo temor de no romperme los huesos
la
extática imagen de la sangre cubriendo el tabloncillo
Gerardo
Arana en primera fila escribiendo Meth Z
Iluminado
apenas por un candil
que
también proyecta a mi abuela sonriente
orgullosa
de mí, cubierta con su chal andino.
Brujitas
y siemprevivas brotando tras la lluvia
el olor
a tibio recién hecho
unas manos
artríticas sosteniendo la taza.
Los primeros
rayos de luz de la mañana anterior
mientras
a tientas buscaba mi calzón
mientras
D se daba la última ñateada
y sus
gatos peleaban sobre la mesa.
Todos
mis vestidos agujereados por quemaduras de cigarros
todas
mis voces siendo apagadas
por D,
por la lluvia, por el colapso del sistema.
Los
recuerdos son pequeñas dosis de muerte
mi padre
llevándome a mi primer ensayo
un río
espumoso
rótulos de
Eskimo
payasos
despintados en un semáforo
la
distorsión de una guitarra eléctrica saliendo del cuarto de al fondo
Me
administro la muerte a microdosis
me asomo
al borde
estoy
presa en una pecera de aguas oscuras
soy un
escenario acuoso
mi
corazón es repartido tras bastidores
me
gustaría mostrarles cómo
pero
debo estar aquí y entretener
a los
conductores que llevan guantes de látex
a las
estatuas doradas y a los trabajadores del INSS
que no
pagaron y vinieron a desgano.
¿Cuántos
buitres pueden circundar un cadáver?
mi
esqueleto es clasificado en bolsas transparentes
por forenses
que mandan versos a las enterradoras
para
luego juntarse a danzar boleros febriles
y a leer
poesía diabólica en los cementerios.
Llevo
navajas atadas a mis pies
pero
estoy tan lejos que no puedo cortar a nadie
y tan
hastiada de todos, que ya nadie puede hacerme nada
Mi
refugio está hecho de oscuridad
soy el
show hecho carne
soy
quien maneja las tramoyas
y quien rompe
el cerco para emerger entre ustedes
y
observarme a través de sus ojos.
(*) Foto por Stephania Arce
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