domingo, 10 de enero de 2010

Cae cae
Silueta borrosa
Al vacío
Que caerán las palabras
Y sus sonidos huecos
A su nicho
Al abismo
Del que todos somos dueños.

Y nadie quiere pertenecer al abismo porque da miedo, porque no da el sol entonces todo hiede y la vegetacion es traicionera y se le adhiere a uno a las ropas y a la piel como rémoras.
Y un inmenso cetáceo se contonea al fondo del océano, y aquel animalito que lleva pegado le succiona la vida a pequeñas dosis. El inmenso dentado no entiende de abismos ni siluetas, siente el cosquilleo constante y a veces mordiscos que desgarran su piel pero todo aquello le es normal por ser parte del mundo prefabricado al que ya no pertenecemos,

y rogando se van
las palabras,
con temor a no ser escuchadas
bajan en columnas de humo
al nicho, al abismo
al infierno hecho trizas.

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