domingo, 16 de agosto de 2009

RASTROS, SOMBRAS Y OBJETOS

Me gustan los días nublados, son mucho más apacibles
me gusta ver cómo se va creando el rastro en las sombras de las cosas
(es decir las sombras de las sombras) y como el rastro se va alimentando
de la sombra, y se hace gordo y acaparador, y le ordena a gritos a la sombra
que se proyecte más amplio porque si no se la come.
Entonces la sombra coercionada se ve en la penosa situación de ensancharse y
consumir al objeto - y ella no quiere, jura que no quiere – y le advierte del peligro, le ruega que se mueva.
El objeto rebelde piensa que es capricho de la sombra y se queda ahí, inmóvil, desoyendo la advertencia. La sombra no quiere y sufre, pero el rastro es voraz y despiadado.
Las sombras también tienen sus demonios. El objeto se disminuye gradualmente hasta que no queda nada, ni rastro de que existió.
Así es como nosotros, objetos de las sombras, poco a poco, vamos desapareciendo.

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