sábado, 18 de abril de 2009

FLAMA




La llama de la vela se mece embriagada
Por el viento que le transporta olor a muerte y rosas
En el lecho acumulándose la espelma que cae
Rezagada, extenuada de luchar con la penumbra.

¿Qué fuera del viento sin olor
De la llama sin color
Del color sin ojos que lo vean
Y de los ojos sin vida que los hicieran funcionar?

El aura azulada de la vela permanece estática
Estoica y decidida a perdurar
Aun después de muerta.

El vapor se va danzando en procesión
Se condensa en nimbostrato
Y revienta, en lluvia invisible
Que vuelve al suelo cristalino.

La magia del fuego
Hecho de sueño y vida
Convertido en realidad, en poesía
En calor abrasante
En arte natural.

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