martes, 29 de diciembre de 2009

martes, 22 de diciembre de 2009

REHUIDA

Me marcho. Me marcho de nuevo.
Te dejo un cuarto entre nieblas y aldabas sarrosas.
Te dejo, me llevo tu olor a sexo lamoso,
en mi piel que es de arena vencida por el tiempo.
El tiempo que fue una caricia,
una bomba anidando tu regazo
donde evacuaba mis lágrimas grises.
Me marcho, hoja tostada y ligera,
me llevo todo aquello carente de peso,
te dejo tu exceso de humor,
tu foto pegada al espejo
tus pasos de pie diminuto y arqueado
te dejo ese cuerpo que ya no es mío
te lo dejo colgado al alero
y me marcho, me marcho de nuevo.

[+] Fotografía Bruno Dayan

BAJO EL DISFRAZ

Quise hacer justicia por mis propias manos. El animal era voluminoso y pardo. De su hocico salían chorros de baba que entrampaban hormigas al caer al suelo. Fruncí el ceño como para alertarle del duelo, el animal hizo un chasquido y sostuvo con mayor presión mi bolso.
Jamás me habían asaltado y me decidí a luchar a muerte con tal de frustrar el acto ¡qué sabrán las bestias de las cosas que guarda una mujer en su bolso!
Sus ojos amarillos brillaban intensamente, no parpadeaba, – te ordeno que regresés ese bolso a mis manos horrenda bestia- su pelaje era muy tupido y de aspecto espinoso.
Le salté encima, tuve pesar por mis uñas porque hacía apenas dos días me había hecho la manicura, pero igual se las enterré en su cuello peludo y grasiento. El animal abrió sus inmensas y apestosas fauces dejando ver su amarilla y filosa dentadura. Tuve miedo, lo admito, pero la adrenalina se había apoderado de mis acciones por completo, me dispuse a enterrarle mi puño en su dura quijada. Ya a esas alturas estaba que era un desastre, peor que ama de casa luego de la faena de todo el día. Me sentía sucia, despeinada y por la agitación imagino que se había desprendido algún arete o una pulsera o algún botón de la camisa ¡En qué momento me crucé con este monstruo imbécil!
Estoy atrasada, seguro ya empezó la novela, con lo emocionante que va a estar. Y luego hacerme la mascarilla y depilarme las piernas porque mañana me quiero estrenar la falda, qué dirá la envidiosa de Carmen al verme, se va a carcomer por dentro.
El cretino animal me sacudió, me levantó en el aire y me lanzó a dos metros de distancia. ¡Estúpido! por su culpa mi fina nariz quedó a pulgadas de un seto (con lo cara que me salió la cirugía) y mi zapato se rayó contra la acera. Ahora si lo mato, y no sé de donde saqué el salto para irmele encima con la punta del tacón, que le impactó en su horrenda cara. Caí abruptamente, el animal se incorporó, abriendo un zipper de su abdomen del cual salió un joven delgado que se echó a correr con mi bolso en la mano.

domingo, 13 de diciembre de 2009

jueves, 10 de diciembre de 2009

RECLUSO A VOLUNTAD

La noche se muestra tierna, vestida de nubes lilas que son los primeros trazos elípticos de un infante, coloreados con fuerza y en desorden. Tomas el bus que sube por una calle empinada y estrecha, en los bordes, las aceras con sus vehículos mal aparcados, sus putas fumando cigarrillo mientras se retocan la pava, sus eucaliptos grises y doblados por el cemento que es su nuevo suelo y subsuelo. Revisas el asiento como de costumbre, como te enseñó tu papá veinte años atrás cuando un centenar murió de tétano por haberse rayado con mayas, clavos, barras salidas de los asientos, todos objetos mostrando su sonrisa sarrosa y mortal. Se sienta una muchacha a tu lado, lleva un cuaderno de pasta gris que combina muy bien con su pantalón azul marino, se hace una cola con destreza, te voltea a ver y vos, muy disimuladamente volteas la mirada hacia afuera, hacia la calle que ahora es ancha y plana y los bulevares con sus setos de buganvilia polvosa que jamás van a crecer, como los niños que piden y piden y sufren de desnutrición y enanismo. La muchacha saca un espejo de su cosmetiquera, seguís disimulando como cualquier otro pasajero que disimula no tener hambre ni problemas ni erecciones involuntarias ni mal aliento ni flatulencia. El conductor mete pie en el freno con odio, las cabezas exaltadas se van hacia adelante como en los conciertos de rock. Sube una señora obesa cargando diez bolsas a cada brazo, seguida de una pandilla de niños que pelean unos con otros por un juguete, por una paleta, por un moco pegado a una camisa. Pensás en ceder el lugar cuando la muchacha ya se ha levantado para que la señora obesa se siente. A ella, la del cuaderno y el pantalón, jamás la habías visto, y es probable que jamás volvás a verla. Ahora te sentís pequeño, apretujado contra la pared fría del bus, la señora obesa ocupa su espacio y la mitad del tuyo. Las bolsas están en el suelo: naranjas, chiltomas, cebollas, ajo, carne, nancites, jocotes, una gallina tiesa, y sentís como esos olores se mezclan con el olor agrio de aquella señora que regaña, da manotazos, jala orejas, cuenta chistes…despide un vaho caliente que cubre tu camisa que juras lavarás dos, tres veces si fuere necesario. Pensás en levantarte, huir, pero en tu mente siempre se plantean retos ante situaciones incómodas y malolientes como esta, así que decidís quedarte. Solo te queda la ventana que da a la calle, los puentes que pasan sobre tu cabeza, los edificios ruinosos donde habitan futuros suicidas, los colegios y sus tapias pintadas de azul y blanco. Hay un accidente en el otro carril, hay sirenas, trajes fosforescentes, sangre en la carrocería y grandes tenazas hidráulicas que trituran al metal como a la carne. En la gasolinera de la esquina se reúne el sindicato de taxistas unidos, beben litros de cerveza sin salir completamente de sus vehículos que son verdaderas discotecas ambulantes. Temen, desconfían del prójimo, juegan a que quien deje de tocar la máquina, aunque sea con la yema de un dedo, lo pierde todo. Se te fue el tiempo en contemplar hacia fuera y no te diste cuenta que el asiento continuo está vacío de nuevo, echas un vistazo hacia atrás con la esperanza de ver a la muchacha que hace mucho bajó. Chequeas la hora en tu reloj de espejo cóncavo y te percatas que ha pasado media hora y aun no has llegado a tu destino, es más estás perdido porque no conoces esa zona. El bus para y se abren a medias las compuertas que son criaderos del tétano. La gente tiene que pasar de lado para entrar, un viejito encorvado camina hacia vos y toma el asiento vecino. Su olor a medicina y ungüento es apacible, como si invitara con sutileza a la muerte; podés imaginar los pomos de etiquetas desgastadas y grasientas, la dentadura postiza, la voz apagada, arrastrándose apenas sobre el viento que la transporta. El viejito se acomoda, se recuesta y se duerme de inmediato. Afuera hay un caos de pancartas, mupis y gigantografías, el polvo nómada que choca contra los ventanales y forma tolvaneras, los pies callosos y descalzos haciendo equilibrio entre el tráfico y su vértigo. Chequeas el reloj, ha transcurrido una hora en un viaje que normalmente tomaría quince minutos. Los asientos están vacíos, caes en cuenta que el señor a tu lado no está dormido sino que había escogido precisamente este lugar para no morir solo y en la calle. El conductor se seca la frente con su toallita que carga siempre al hombro, mira hacia el espejo, te sonríe mostrando sus incisivos enchapados, cierra un ojo. Un frente frío sube de inmediato desde la punta de tus pies, te sientes pesado, torpe, inmóvil, incapaz. Sabes que afuera todo es peor, más real, más crudo, más vivo. En la pared del bus está escrito con marcador negro: “soy recluso a voluntad, impotencia de vivir la vida fuera de esta máquina”.

sábado, 21 de noviembre de 2009

EL LUGAR DE LOS ETERNOS ENIGMAS

Cuando veas a un político...tapate la nariz
L. de V.

A buena hora la superficie se escarcha, el temblor de una hoja friolenta despierta el sonido insomne del viento, casi no duerme, casi no sueña, casi no pesa. El agua disuelve los grumos que se habían sedimentado, como las pequeñas avalanchas que descienden de un pico para fundirse en un todo marino.

El abismo de las cosas
El vacío del vacío y sus vacíos
Que desde un cuenco
Se vuelcan todos a la vez.

Yo no había pegado el ojo en toda la noche, las calles estaban bloqueadas por armatostes sarrosos y barricadas humanas enardecidas en el fragor nocturno, el fuego centelleaba, proyectándose en los vitrales y los charcos, un ejército de antimotines (robóticos animales que al fin de todo son hombres, mal comidos, mal pagados pero hombres) se había desplegado por puntos estratégicos. Ya cada quien había marcado su ruta, cada quien convocaba a sus huestes con comunicados gubernamentales, correos electrónicos, intimidaciones, amenazas, pregones, exhortos y toda clase de medios. El miedo esa noche era un miedo mayor, más colectivo y concentrado, más miedo. Se fraguaban planes macabros con filos de cuchillos y puntas de pistolas. Las calles son mías pendejo, ¡no no, las calles son mías güevón, te voy a enseñar a punta ´e verga que si! y los rifirrafas y las cámaras (cajones con cerebros artificialmente morbosos).

Doña Esperanza apostándose frente a la torre de parlantes (en la calle donde mañana se llenará de fanáticos de este nuestro deporte endémico que es la violencia) con su palangana, su aceite y sus tortillas, esperando que mientras se desate el infierno ella pueda, tranquilamente y sin ningún rasguño, vender su moronga, su fresquito, su tortilla tiesa. Horas más tarde. Del otro lado del infierno hay jardines, hay mallas eléctricas y gorilas en frac; en la amplia terraza se reúnen la familia y los amigos, las mucamas y el chofer, el trago de whiskey, de gin, el puro Cohiba, las chequeras y los amarres. Un televisor plasma de 50 pulgadas es el centro de atención, y cada uno se siente como en uno de esos juegos de realidad virtual, al tener en la pantalla el caos que parece tan cercano, en tiempo real, con sonido digital y en high definition. Cada quien juega el deporte a su manera y bajo sus posibilidades.
Al ilustre señor E. le salió el tiro por la culata ¡bien que le dije que se quedara con el trago y viendo los toros de largo! le dice uno de los acaudalados fanáticos al otro. Al ilustre señor E., monstruo de mediana estatura, que gusta de flashes, gigantografías y falsas sonrisas, le propinaron semerenda pedrada en la frente antes que sus guardias lograsen intervenir. 8 puntadas le salió la broma.

Los buses a la espera, orillados para apaciguar el calor abrasante de la mañana, un conductor se quita el nervio con música a todo volumen, ha recorrido 90 kilómetros y le hace falta el resto pero la paga es paga, no es buena pero es paga. Los encapuchados pasan con piedras en la mano y entre sus dientes. Cada uno es un ventarrón. Con el mortereo, la música, los gritos y el tapi se convierte en tornado que destruye todo a su paso. La naturaleza no perdona hermano, así que mejor no me atravesés que te llevo en el saco. Después dicen que nos van a dar camisetas y riales así que volémole verga a los culitos rosados.
A Silvia le palpita el corazón en la garganta, nada aquí está bien, sabe que cada paso que da es un desafío al peligro y como quisiera que cada paso fuera para acercarla más bien a su casa. Los de la empresa venían, los de la universidad también, al final vinieron pocos, le han rajado la frente al ilustre señor E y todo mundo anda chiva. La oposición encabeza el desfile, y la oposición no es más que el otro lado del pastel; ambos (gobierno y oposición) son diestros nadadores de aguas sucias, nada más que cada quien a su lado, tomando en cuenta por supuesto que hay un punto medio donde todos convergen.

Sirenas, el humo que sale de los tubos, una que otra bala perdida a conveniencia, la sangre y la grasa en el asfalto, improperios, carcajadas. Gangsta´s Paradise on earth, un suculento festín para los adictos al caos y la incivilización.

Pero hoy no es hoy sino anoche, y probablemente esto no ha pasado anoche que es hoy o fue un sueño dentro del sueño (a veces muy trágico) que es la vida y todos prevén o especulan, y en cada casa hay un Nostradamus y un Juan. Afuera Managua (ciudad de la otra dimensión) está sitiada, parece que nadie entra ni sale en la ratonera y el cuerpo del roedor va subiendo de temperatura y chilla sofocado dando vueltas y vueltas. Rezadores, pandilleros, políticos, asalariados, pensionados, culitos rosados, antimotines, estudiantes, todos un pueblo urgido de respuestas en el lugar de los eternos enigmas.

viernes, 20 de noviembre de 2009

CLAUSURA DEL TALLER DE POESÍA

Alrededor de hace dos meses dio inicio el Taller de Poesía que, en lo que a mí respecta lo viví con una intensidad arrolladora, como si un millón de imágenes desconocidas pasaran ante mis ojos en un instante que eran esas dos horas semanales de sesión (ni hablar del color, la sensación, la lengua y el alma y el flujo de cada una de esas imágenes), trece poetas noveles participaron, compartieron, debatieron, alucinaron, rasgaron los trajes de la musa con cada verso para desnudarla. Al final de todo, ayer 19 de noviembre en la sede del Centro Nicaragüense de Escritores se dieron cita : Alejandra Sequeira, Carlos M-Castro, Gabriel Moreno Salmerón, Gloria Elena Palacios Mora, Johann Bonilla Pantoja., José Adiak Montoya, Julio Francisco Cáliz Avellán, Karen Rodríguez Pastora, Luis Báez Padilla, Magaly Incer Obando, Marcel Jaentschke Gómez, Ninoru Amisaca y Tania Sosa Jirón. Mario Urtecho (secretario general del CNE) dio un breve discurso inicial, seguido de Francisco Ruiz Udiel y Anastasio Lavo. Cada quien leyó 2, 3, 4 obras, y para cerrar el brindis de roncito y bocas ¿qué más se puede pedir? bueno, sería genial que nazcan verdaderas ganas de apoyar la poesía (realmente cualquier expresión artística), para muestra un botón y estoy seguro que el Taller sentó un buen precedente para que sigan surgiendo propuestas como esta.
Es menester agradecer al poeta Anastasio Lovo por haber impartido el Taller con tanto ahínco, sus palabras resonarán en mi testa por mucho tiempo. Al Centro Nicaragüense de Escritores que nos dio la oportunidad, abrió sus puertas y nos acogió con calidez. A Francisco Ruiz Udiel que nos hizo sentir todo el tiempo como en casa. A mis compañeros, por supuesto y de paso aprovecho y les exhorto a ser reincidentes en este que es nuestro divino delito. Muchas gracias y abrazos.

DESPEDIDA

Me marcho en silencio
Dejo esta húmeda pieza,
La ropa doblada sobre el asiento
Y los viejos versos colgando en el alambre.

Al despertar no sabrás dónde estás
Yo no sabré que hacer con mi cuerpo a media asta
Y mi amor que duele tanto
Porque es sangre a la deriva.

Afuera hay un mar enfurecido
Hay galeones fantasmas y esqueletos de tripulantes
Hay deseos prisioneros del vaivén del oleaje
Y péndulos fijos a un espejo.

He dejado el alma en la pata de la cama
Transportándome a infiernos acuosos
Siendo liebre o minotauro
Hasta perdurar en el sueño de una bestia.

LA ESPERA

He soñado con el cuerpo mutilado de un ave

Sus alas han sido arrancadas

Para exhibirse en fastuosos escaparates.

La ciudad engendra postes con bujías

Las viejas madres lanzan sus elegías al viento

Visten güipiles y caites de luto.

El lujo y la muerte, pareja perfecta

Haciendo rondas nocturnas

Cuando en el bajo mundo

Las últimas brasas se han ido extinguiendo

Y los peroles y las panzas se van a dormir vacíos

En espera de ese claro amanecer que aún no llega.

La calle es un caldo espeso

Adobado con saña y envidia

Boutiques, night clubs y capillas

En la ciudad que es un monstruo de ocaso.

martes, 17 de noviembre de 2009

ENTREMÉS (IV)

***“A cada gallo un cuento” le decía un cuento a un gallo bravo que doña Felipa se había robado de la finca del vecino donde habitaba Cleo, la vieja y nerviosa gallina a quien le arrebataron a su gallo bravo que ahora ni la recuerda porque se la pasa en maratónicas cópulas con todo lo que se mueve dentro del corral que alguna vez fue un estanque fangoso donde revoloteaban pececitos multicolores que al morir por asfixia se convirtieron en cuentos que persiguen a las pequeñas bestias del corral.***

EL ENCANTO

Su exaltación era manifiesta, noche tras noche tras noche había pensado en ese momento y ahora que estaba a tres minutos y a media cuadra de distancia sentía que no se atrevía a hacerlo, que le fallaba el cuerpo, que se iría a arrepentir. Pero había esperado mucho como para que fuese en vano. Llevaba puesta su mejor mudada, zapatillas brillantes, colonia hasta en los calzones y un crucifijo en la bolsa derecha de su pantalón, por si algo llegase a fallar.

Se vio en el espejo del tocador, hizo muecas y hasta ensayó un discurso, repasó de nuevo el procedimiento, los gestos, las miradas, las palabras que debían salir de su boca sin tartamudeo ni nervio, respiró profundo y recitó una oración en susurro. Se persignó, tomó un paquete de la mesa de noche y al fin salió de su casa.

Afuera las luces, el olor a noche y pecado, los pitos de los carros combinados con su pito excitado. Vaciló un poco, empezó a caminar a paso lento pero decidido. Al cabo de unos veinte metros ya se podía divisar un letrero de latón que tenía grabado con pintura el lema “El Encanto”. Ese era su destino, lo fue desde hacía un mes cuando la vio por primera vez; fue en una tarde de lunes, él venía de la escuela e iba pasando por el nuevo local y al ver hacia adentro estaba una bella mujer de edad adulta, que le sonrió y le tiró un beso desde el otro lado de la verja. Pero no sólo fue un beso, fue mucho más para él, fue una mujer adulta tirándole un beso a un colegial, fue el deseo por lo prohibido, como el de una duquesa besando a un harapiento.

En la entrada había un tipo calvo y alto con un tatuaje en el cuello, al ver al muchacho lo intimidó con la mirada, le revisó las bolsas y lo empujó hacia adentro. Ya había pasado el preludio de la prueba, se sentía a salvo. El espacio estaba pobremente iluminado con neones de color púrpura, había mucho humo y sólo hombres sentados en las mesas. Él tomó asiento, siguió a la música hasta llegar a una tarima donde había un tubo y en el tubo una muchacha bailando desnuda, sus senos eran morenos e inmensos. La muchacha se movía como contorsionista, invitándolo a que la hiciera suya con el baile, y algo creció dentro y fuera de él; pero no era a ella a quien buscaba, no era a ella a quien deseaba con todas sus fuerzas. Otras muchachas salían por una puerta con bandejas en la mano, semidesnudas, unas con solo una tanga, otras con minifalda, todas con los pechos al aire. En ninguna de ellas reconoció a la mujer que había visto aquel día, se sintió frustrado, pero no pensaba desistir tan fácilmente. Una de ellas se le acercó, se le sentó en las piernas, - hola muñeco ¿estás perdido?; él pidió una cerveza accediendo a invitarla a otra por un precio cuatro veces más caro que la suya. Le dio la descripción de la mujer, ella sonrió y le susurró al oído que lo estaban esperando.

Se sintió desesperado, quería verla ya, decirle lo que tenía que decirle y actuar como tenía que actuar, como lo había ensayado durante un mes.
La muchacha lo tomó de la mano, él perdió brevemente la mirada en aquellas nalgas monumentales, recapacitando de inmediato al percatarse que no eran las que buscaba. Ella lo fue llevando por un pasadizo oscuro, sus labios temblaban, como sus piernas, como todo su cuerpo. Alguien le vendó los ojos, el sonrió, pasaron por una cortina plástica, la mano que lo llevaba lo soltó de repente. Le habían quitado la venda pero él no había abierto los ojos, como si soñase despierto o como si los ojos cerrados le permitieran entender a su cuerpo colmado de un mar de deseos que hasta hace un mes jamás había sentido. Chocó contra algo, contra la realidad expresada en la pata de una cama, y al darse vuelta la vio, a su bella y adulta mujer, su deseo prohibido. Estaba recostada en una cama de sábana gris, llevaba puesta una bata que dibujaba la silueta de sus pechos deliciosos; eran ella, él y el infinito deseo por lo prohibido. Lo veía fijamente, realmente lo estaba esperando, lo veía con ternura. El sintió subir algo caliente por su garganta, eran las palabras ensayadas aguardando en el estómago: -¡acá traigo los ahorros de todo un mes, vamos bella y adulta mujer, desnudate que te voy a coger!, la mujer vio al muchacho frente a ella, vio también el paquete de billetes que tiró a la cama y respondió con tono suave: -muchacho, soy tu madre.

viernes, 6 de noviembre de 2009

SOLILOQUIO

Perrozompopos (eterna audiencia), el humo que rasca suavemente las barbas del techo que cruje de alegría, un conjunto de hormigas cirqueras yendo en hileras dudosas ¡que mágico este lugar! pero no vaya infatuarse poeta, nada es para tanto.

Apreciar las manchas en el piso, micromomentos, mientras uno cavila en lo que debe decir, sumando el hecho de que se le vaya el avión y se pierda incluso de lo que uno mismo está diciendo. La bujía sufre de cáncer, titila tristemente. -Perderse entre el viento nocturno no es remoto, solo hay que ser precavido de no seguir el susurro que lo invita a pasear más allá de las sombras-. Varios pedazos moribundos de vidrio sobre el suelo, (se retuercen como lombrices, como trapos húmedos o tripas) con mi suela aniquilo el sufrimiento y suena el último gran grito apagado del cuerpo.

La garganta seca, la lengua áspera, la boca trémula y un ejército de objetos volantes que salen de las palabras encerradas en burbujas con sorpresas. El papel sabe a humo, a guaro y fritanga, una mano acusa, la otra santigua y baja hasta el imaginario genital de una vaca que gime como una mujer. Tendidos eléctricos y serpientes acechando desde el cielo raso, allá duermen los muertos a veces, envueltos en papel celofán. Una pareja de colibríes revoloteando dentro de la cabeza poeta, ¡espántelos, cáguelos y va a ver como se convierten en deliciosa cena! el incesante ir y venir de imágenes, sonidos y recuerdos al momento que compone algo que quizá aun no ha descubierto o jamás descubrirá. El cuerpo autómata se mueve poco, más bien es un péndulo que se balancea de norte a sur, chocando de vez en cuando con algún pez globo o algún tambor ancestral. A un costado una ventana atada con tape previendo alguna tormenta en el desierto; al estallar las burbujas cae a la cara un brillo impresionante, como de un arcoíris o una aurora boreal facial. El silencio tiene voces voraces, con apetito de cuerda humana. En una esquina la caja de resonancia de una guitarra mutilada es el último recuerdo de algo que no volverá a ser.
[+]Imagen: Cannibal, James Jean

LA MUERTE ES UN JUEGO DE NIÑOS

No era una carta de una niña malcriada sino una advertencia, una invitación formal al duelo, con mensajero y todo. El papel tenía manchas rojas que, a juzgar por sus arranques obsesivos podía ser tanto de salsa de tomate como de sangre. Me había citado a las tres de la tarde en la rotonda, avisó a todos los vecinos para que presenciaran la batalla cuerpo a cuerpo, no tenía escapatoria. No pude ni quitarme el uniforme del colegio, no almorcé, las piernas me temblaban del nervio.

Pero no todo el tiempo fue así, entre persecuciones y amenazas, antes de eso fui feliz. Mi mamá me permitía salir del cautiverio de tres a seis de la tarde, y me daba gusto retozando con la pandilla, jugando al escondite, comiendo de casa en casa, manipulando los juguetes de última tecnología de alguno de los niños más pudientes de la cuadra, de esos privilegiados que dormían con edredón, aire acondicionado y pijama de cuello elástico.

Eran los inicios de los ´90, época de transición, cuando con un peso uno hacía maravillas (la cotidiana merienda del glu-glu más polvorón en la venta de la cuadra), en esos tiempos la mitad del año pasábamos la noche a oscuras y las plantas eléctricas eran demasiado caras (aun para los más pudientes), por lo que a nosotros se nos facilitaba la escapatoria. Nos reuníamos en las gradas de una oficina que quedaba en la rotonda, donde el guarda, con su voz ronca y sus dientes enchapados, nos contaba historias fantasmagóricas de carretas naguas, hombres sin cabeza y demonios con cuerpo de bisonte. Al volver la luz salíamos despavoridos cada quien a su casa, cuando se percataban de nuestra ausencia venían las guiñadas de oreja, los fajazos y el andá acóstate ya, que era lo peor de todo por el temor a encontrarse con una sombra o un diablo maléfico en el cuarto.

La casa 321 estaba deshabitada desde hacía tres meses, los últimos inquilinos eran unos ecuatorianos antipáticos. Esa tarde salimos como de costumbre, cargando juguetes, semillas y bodoques de tierra en las bolsas de los shorts. Al ver movimiento en la casa nos quedamos espiando tras el carro leproso de Chale (que poco faltaba para que el asfalto se tragase a aquella inservible máquina), eran dos señores, un niño y algo que se parecía un muchacho por la forma del cuerpo pero no pudimos dilucidar porque llevaba falda y una muñeca de trapo en la mano. Necesitábamos socializar, quizá ellos traían juguetes innovadores o la mamá preparaba ricas tortas por las tardes, si, sería realmente provechoso porque en ese caso uno se queda hasta que lo inviten a comer o a salir, y quien quita que no tengan membrecía en algún club y luego se lo llevan a uno a jugar tenis, comer y bañarse en la piscina de gratis. Después de la misión de reconocimiento se decidió nombrar a alguien para que se presentase en nombre de todos, inmediatamente me lancé, no podía perder la oportunidad ante tantos potenciales privilegios. El niño parecía de unos seis o siete años, llevaba una camisa a cuadros dentro de un pantalón que subía hasta la altura del ombligo (típica vestimenta de niño pegado a la falda de su madre), -¿Querés jugar el escondite con nosotros?- se quedó viéndome un rato y replicó que debía ayudar a sus padres en la mudanza.

Al día siguiente me llegó a buscar a la una, le expliqué que no podía salir hasta las tres. Ya a esa hora los encontré a todos agrupados jugando pelota, rápido se me vino a la mente lo ave de rapiña que éramos, que alguno de la pandilla seguramente ya me había aguado la fiesta con los nuevos. Pero no, en realidad ellos dos estaban solos, los demás solo reían y se veían con ojos de mono que acaba de hacer travesura, al instante entendí porqué. Aquello que parecía un muchacho llegó hacia mí, era inmenso como un gigante de película, tenía bigotes y pelos en los brazos, la cabellera negra y tan enmarañada que apenas dejaba ver una que otra traba, llevaba un vestido rosado con paletones y zapatos tenis, me plantó un beso en la mejía con tanta fuerza que por poco me derriba, de inmediato un coro de carcajadas resonando en mi oído y el asco de mi piel que se erizó al momento, - Ella es mi hermana Adela- me dice el niño de pantalón hasta el ombligo, quien se presentó como Paco.

Esa tarde jugué a desgana, Adela (a quien pensé producto de un mal sueño luego de escuchar al guarda contar sus historias) no paraba de verme, solo a mí me pasaba el balón. Todos se hacían señas y las risas a mis espaldas que me caían como bloque de hielo. Esa tarde entré a mi casa más temprano. Al día siguiente llegaron a buscarme Adela y Paco, me hice el enfermo, por primera vez le encontré sabor amargo a los juegos callejeros. Recibí una llamada, después otra y otra, eran los de la pandilla cantándome El monstruo te dio un beso con su lengua de trapo y te convirtió en sapo y se van a casar. Estaba desolado, me convertí en el hazmerreír de mis amigos por culpa de un monstruo, solo me quedaba la esperanza de que como todo mal inquilino se fuesen pronto.

Pasó una semana, pensé y pensé hasta que decidí salir de nuevo como si nada hubiese pasado, aguanté las burlas e incluso me reí de ellas, jugamos a la guerra con semillas y triquitracas y todo pareció moverse en su cauce hasta que salieron los ya repudiados hermanos. Ella (más bien Eso o Aquello porque aún no se sabía a ciencia cierta que era), su mirada fija hacia mí, su semblante enfermo y atemorizador, me dio un papel con una bolsa de caramelos, le agradecí y hui a mi casa, aquella presión era incontenible. Se quedó viéndome con rencor.

Pasó otra semana sin que pusiera un pie en la calle, me acechaba, me esperaba en el porche de la casa y la empleada que decía que no la podía echar porque Ay si es una criatura, por fea que sea, andá no seas malo hablá con ella. Mi mamá, preocupada me llevó donde un psicólogo, -Que no está bien doctor, si a este niño le encanta la calle, yo le digo que es un aplanacalles incurable y ahora no sale del todo.
Paco me estaba esperando al mediodía, viéndome con desprecio me entregó la carta y salió corriendo. Una feísima letra de molde salpicada de manchas rojas, la sentencia escrita, tres de la tarde, todos van a estar ahí, vamos a arreglar esto de una vez por todas. Llegué, ya estaban todos sentados sobre las cajuelas de los carros, ella (eso o aquello) de pie, al verme exhaló como un rumiante, como un toro que se prepara a embestir al torero desarmado, - Mariquita, mariqueta, maricón, mariconazo- de su boca salía la baba que caía al asfalto y gritando se me vino encima y me agarró a golpes, uno tras otro mientras todos coreaban alrededor, y Paco riendo, chupando paleta y gritando – ¡Es tu fin maricón! El adefesio paró, puso sus garras en señal de alto y todo mundo en silencio, me plantó un inmenso y asqueroso beso, esta vez en la boca. Se oyó el ¡uyy, auch, guacala, boahh! Me desmayé, estuve en coma durante dos días, luego una terrible fiebre acompañada de vómitos consecutivos. Al recuperarme supe que ella (Adela, eso o aquello), había muerto de tristeza, inducida por su hermano menor, aparentemente inocente, quien le repetía lo horrible y monstruosa que era.

CABARET FLOTANTE

Esto no podría ser más cierto ¿no? un cabaret levitando y dentro, entre luces de neón, el humo y el polvo acumulado, putas vueltas doncellas y putas de nuevo. Todo era tan perdurable en aquel lugar, una sonrisa, una erección, los billetes de a dólar congelándose en la escena antes de ser depositados en una braga (imaginate vos, como si depositaras una moneda en tu alcancía), ¡y qué putas! la alcancía se menea y a vos te gusta, te encanta. Y la alcancía meneándose y restregándose en tu entrepierna. Y la luz ya no entra más por ningún lugar, al menos no en esa noche. Ya mañana será otro día, ya mañana se olvidará barrer el polvo acumulado, haciendo énfasis solo en las colillas de cigarros, en condones, fluidos vaginales, pajillas, vidrios quebrados y demás.

Mañana las putas descansarán en sus piezas tristes y mugrosas, oscuras como sus almas. Dormirán todo el día porque son noctámbulas y viven para una sola cosa. Dormirán sin recordar que fueron hijas o madres, que alguna vez fueron a la escuela, jugaron rayuela y dieron su primer beso. Se levantarán ya a oscuras, con el maquillaje corrido, quizá algunos moretones y billetes hechos bolita en la mesa de noche. Existen técnicas para apaciguar el hambre, la ansiedad, el desasosiego. Ya han soñado bastante durante el día, sí, soñaron a pesar del hacinamiento, de la cama compartida entre cinco, del baño taqueado y del calor sofocante de un día moralizador-buen cristiano en donde se va a misa, se trabaja, se estudia, se desinfecta y se castiga a los descarriados.

En sus sueños dejaron de ser putas y se pusieron un disfraz para sus quinceaños, su primera comunión, su boda y toda aquella liturgia con lo que se cumple a cabalidad lo socialmente aceptado y se denigra y margina a las profesionales del bajo mundo.

lunes, 26 de octubre de 2009

PIROMANÍA


Aprendí a hacer el amor en silencio y a oscuras.

¿Argumento?
- Devorarnos a ciegas, como perros de caza vendados, oyendo el rugir del mar en nuestros cuerpos ocultos.

Ella solía pasearse descalza por todo el perímetro, lanzando bocanadas de humo en forma de barcas o flautas.
Despertaba empapado en sudor porque no sentía su piel ni su olor. Meaba la cama y le prendía fuego. Saltos, risas y saltos.
La noche era nuestra, completamente nuestra.

Y había amor en el jardín y en el patio, debajo de cada piedra, en los caminos y en la playa. Y cada pisada suya era un canto, un capullo, y cada bocanada de humo una flauta dentro de una barca a la deriva, en un mar que ruje mientras aprendo a hacer el amor en silencio y a oscuras.

[+]En la noche hay una casa que arde.

domingo, 18 de octubre de 2009

EL VESTIGIO DE LOS MALAPODADOS SERES HUMANOS

Somos un mundo de míseras llamas, muriéndose de a poco. Somos sombras leves y efímeras, microchoques energéticos apenas perceptibles para quienes tienen el don de percibir.
Es que hay otras cosas, (nos decimos, con aire confuso) hay otros menesteres. Hay plagas de langostas, hay que iluminar ciudades enteras, hay que crear embalses, hay que cazar tiburones, hay que sentarse a la mesa y comer caviar con cuchara pequeña, hay que seguir con el tiempo y contra él, hay que tomar medicina contra la calvicie, hay que tener fecha de vencimiento y morir empacado.

Moisés le dice a su papá: - Papá papá, quiero ser doctor cuando grande, y curar muchos pacientes, y también quiero ser rico para poder dar de merendar a toda la gente, quiero ser profesor para enseñar a leer a todos los que no saben y ser presidente para prohibir la guerra. Moisés llegó a grande, se hizo doctor de las élites y se enriqueció, y al iniciar su carrera en la política nacional se dio cuenta que es mucho más conveniente invertir en guerra que educar a un pueblo.

Los frutos, ya maduros, se desgajan cayendo a tierra, (a una seca y fragmentada tierra) como el capital exorbitante de unos pocos se desborda, mientras nosotros, tierra seca y fragmentada, nos vamos alimentando de nosotros mismos como antropófagos silenciosos.
Somos perceptibles solo en sueños, malos sueños de quienes duermen en pijamas de lino y aire acondicionado. Somos molestias en la carne, como diminutos huesos que se apartan con la lengua o con el dedo. Nunca hemos sido lo que anhelamos ser ni nunca anhelamos lo que hemos sido. La vida nos vino planeada de previo en tertulias de humo, en Mercedes Benz blindados y en guerras libradas por caprichos o complejos personales.

viernes, 16 de octubre de 2009

ENTREMÉS (III)

***Arturo se tragó un plátano maduro en la finca matagalpina que le heredó la abuela a su mamá, que sirvió de refugio de alemanes perseguidos por Somoza durante la segunda guerra mundial, que fue campo de entrenamiento de los campesinos que se volvieron guerrilleros y bajaron a punta de verga al hijo del Somoza, quien al sonar de los caites huyó del país como el pedo de una mula que montaba Arturo cuando niño para ir a los cafetales aledaños en la compañía de don Anselmo, campesino viejo que por un tiempo fue guerrillero y dejó de serlo para dedicarse de nuevo a preparar la tierra, ordeñar a las vacas y cortar el café y las cabezas de plátano maduro.***

martes, 13 de octubre de 2009

PALABRAS DE UN GEÓLOGO

Un sutil espacio corporal
Tierno ombligo cráter lunar
en el que poso mi lengua terráquea
que palpita sísmicamente
húmeda como un estuario
abriéndose al inmenso mar de tu cuerpo.

Te siento en silencio y a oscuras
tu corteza divina, carnosa y dulce
que camufla burbujas freáticas.

Tu cuerpo,
ese ente clandestino y subterráneo
habitáculo de microcriaturas cósmicas,
hipocentro causante y culpable
de mis más tremendos estremecimientos.

Mi vida entera se ha quedado estática
en tu era divina y anómala.
El planeta entero gira estrepitosamente
mientras yo poso mi lengua terráquea en tu graben.

martes, 6 de octubre de 2009

ENTREMÉS (II)

***Demóstenes camina de su casa al casino con el fajo de billetes que su mamá le sacó de la cartera a su amante mientras este dormía profundamente, soñando con un cuarto repleto de sacos cargados con lingotes de oro con el sello del Banco Central, entidad que emite billetes de la última tecnología, impermeables e irrompibles pero que son fácilmente falsificables por sujetos que en algún momento fueron los mejores ajedrecistas del mundo y ahora trabajan de día para el Banco Central y de noche, a puerta cerrada, para el casino a donde se dirige Demóstenes.***

domingo, 4 de octubre de 2009

ENTREMÉS (I)

*** Marcial afila sus colmillos con la lima que viene integrada en el cortauñas de Nidia, quien se lo compró a un marchante originario de Masaya, que casualmente cuando ella iba abriendo con maña su candado sarroso, pasó sonriente, entonando coplas con su canasto a la cabeza que había sido confeccionado por las manos artríticas de su papá que a su vez le había confeccionado los canastos a todos los marchantes del pueblo, quienes, al saber del deceso por la mordida del vampiro Marcial rindieron luto por un mes entero y ahora andan a la caza de ese hombre-animal nocturno. ***

miércoles, 30 de septiembre de 2009

CAJÓN




Soñé con un cajón agujereado, atestado de polillas. No era posible apoyarse no, la estructura entera se vendría abajo como mi propio y ruinoso sueño. Crujía la madera, eran sus últimos alientos de vida. Silencioso se movía algo tras los agujeros del cajón, era brillante y de tonos cafés, no como la tierra, no es ni café claro ni oscuro ni bajo ni fuerte, sólo supe que era café y se movía. Desperté y pensé ¿cuántas vidas puede haber tenido este cajón? lo imagino como un cajón multiusos, que muchas veces ha cambiado de forma, de tono, de estilo. Alguna vez fue parte de la corteza de un arce, ese arce estaba a su vez rodeado de su familia de arces, caracterizados por ser reflexivos y temperamentales, que hablaban cada cuatro lustros cuando eran convocados por el consejo superior. El leñador lo vio fuerte y robusto y le entró el apetito, como si ese hombre y todos los hombres tuviésemos hormonas que estimularan el apetito por la destrucción. Lo taló, desmembró su tronco, lo vendió y al hacerlo aquel sujeto enfermo imaginaba lo que venía imaginando desde niño, reproduciendo la misma cinta que reproduce al momento de talar, desmembrar y vender un árbol. De pequeño amó a Amanda, pero ella no a él. Una vez que fueron juntos a bañarse al río él le intimó al oído, -“Amanda mi amor, mi bello pedazo de leño, algún día te voy a cortar de raíz, quitarte las extremidades, trocearte, luego venderte en partes, salvo la cabeza y tu bello y delicado tronco que serán mi trofeo”. Amanda no volvió a aparecer en su vida y desde ese momento él se convirtió en un leñador empedernido, estimulado por el apetito, tal y como los doctores que, motivados por el apetito de sangre se vuelven doctores y los políticos se vuelven políticos por apetito de poder.

El aserradero estaba situado en el margen del río donde alguna vez se bañaban Amanda y el leñador, era una estructura de zinc que daba impresión de ser (sobre todo por el sonido) una sierra gigante y con un apetito insaciable para devorar al bosque. Ahí desintegraron al que sería cajón tiempo después, formaron cuartones y láminas de él, tal y como si de una inmensa barra de chocolate salieran diminutos bombones y roscas. A cada trozo de él se le puso número y precio. Le pusieron valor a su alma.

Una empresa revistió las paredes con su cuerpo, quebró a los meses y el edificio quedó inhabitado. La naturaleza se expresa de múltiples formas.

- Bajo eléctrico de cuatro cuerdas, dos pastillas que procuran una óptima amplificación, diapasón de ébano y mástil de arce, un color exquisito, si si un color exquisito. Así cavilaba repetidamente Ariel como para convencerse de que realmente quería comprar el instrumento.
- Te lo vuá dar en pagos chele, te vuácer un buen crédito.
- Bajo eléctrico de cuatro cuerdas, dos pastillas que procuran una óptima amplificación, diapasón de ébano y mástil de arce, un color exquisito, si si un color exquisito. Ariel tenía que probarlo primero.

A Enriqueta le encanta el olor de las alhajas guardadas en cajones de madera. Ella no quiere casarse, teme perder su libertad, teme no poder hacer lo que más ama hacer: no bañarse los domingos, pasearse desnuda por los salones de la casa, tocar el clarinete por las tardes, asistir a tabernas por las noches. Está sentada con Rita en la terraza, toman café y charlan.
- ¿Sabés que me dijo la vez pasada el idiota de Jairo? Cada vez que lo recuerdo lo odio más, te lo juro. Eh, eh (y empieza a imitar la voz de Jairo tal y como fuese la de un púber inseguro que tartamudea) en nuestra noche de bodas voy a hacértelo como nadie en la vida te lo ha hecho Enriqueta. – Lo detesto, cada parte de él.
Rita hace una cara de repulsión. – Es asqueroso solo de pensarlo amiga. A Rita le da pena decir que ella también fue tartamuda alguna vez y que su primer beso fue con Jairo. Enriqueta se casó, y nunca más volvió a oler el olor a alhajas y madera. El tonto de Jairo lo apostó todo en el juego y lo perdió.

Los cajones fueron pasando de mano en mano, ya no solo contenían alhajas sino también rollos de billetes, estampillas de colección, escarapelas, balas de AK y hasta esqueletos de libélulas.

Alina vive en el quinto piso de la estancia, no le ha ido bien estos últimos meses, todo es tan distinto desde que él se fue. Debe tres mensualidades, no tiene más que fideos en la alacena y un inmenso tornillo en el corazón. En la recepción se fabrica una orden de desalojo. Desesperada decide ultimarse, ata un largo cordón a una aldaba que está en la parte externa del marco de la ventana de guillotina, coloca un cajón repleto de herramientas sobre la repisa, justo debajo de la ventana de guillotina. Qué suerte tiene Alina, el cordón llega a una distancia que ella puede alcanzar. Baja de inmediato, usa las escaleras para echarle el último vistazo a aquel edificio que ha sido su hogar por los últimos tres años. Recuerda cuando lo rentaron, y lo feliz que estaba con la decoración y con estar ahí con él. Ahora su pieza y todo el edificio le resultaba tan distante, tan vacío, tan triste como un inmenso cajón forrado. Salió a la acera, se tuvo que poner de puntillas para jalar del cordón. Una lluvia de pesadas piezas oxidadas la redujo a una sopa de sangre, piel y pelos.

Aún se movía algo tras el cajón, era café, solo eso supe. Que penosa vida la de un cajón, acaso tan real o ficticia como la de un humano. Soñé con un cajón agujereado, soñé con verlo vivo alguna vez.

[+] Arte visual por: alvvino

jueves, 24 de septiembre de 2009

RESTAURANTE PARA SORDOS

Un hilo de lino ataba las cabezas de los comensales dispuestos de forma circular en mesas de patas rencas. Comían, bebían y observaban. Una pareja se comunicaba por medio de gestos, el resto contemplaba, en quietud y silencio. Germán maquinaba en qué maquinan los leopardos mientras engullen a su presa, maquinaba el sabor a sangre y pellejos, y posaba la lengua sobre el labio superior para saborear imaginariamente el sabor que siente el leopardo. Teo maquinaba en el silencio y en cómo era presa de su propio silencio, masticaba una rama de apio con fuerza para intentar oír, taconeaba en el piso, rasgaba su frac con la uña afilada del dedo meñique que emplea de herramienta por las noches para inhalar coca. Mutan los hombres enmudecidos, los mudos se vuelven mutantes mudos, los ciegos segando la mies, la mies ciega segada a oscuras. El aire acondicionado se había descompuesto, fue suplantado por abanicos de techo; Rocío olía su pelo con los ojos cerrados, imaginando a los cerros ticuantepeños con su verde e inclinado pasto ¡como se parecen al pelaje ralo de la cabeza de un niño! Recordó que después de bañar a su niño le echaba colonia en su tierna cabecita y lo llenaba de besos. Secó una atrevida lágrima con su cremoso y delicado índice. Los recuerdos aumentan de decibel en un mundo amordazado. Roxana sostiene un cigarrillo con su mano izquierda, con la otra limpia una mesa con la vehemencia de un mozo que ha recibido jugosa propina. Siniestro es el vicio y diestra la mano que busca la pulcritud. Saúl jugaba con el sonido de la cuchara contra el plato, pero ¿cómo escuchaba Saúl? pues imaginaba como sonaría la cuchara contra el plato como se imagina uno como podría ser el cielo o el interior del corazón de un cangrejo. Paco era feliz, inmensamente feliz, miraba en el televisor de la esquina al pato Lucas saltando en una pata y él quiso saltar en una pata también. Sabía que era libre, sabía que no era presa ni esclavo del ruido ni del opresor estruendo de una bomba, de una bocina, de una sirena, de una respiración agitada. Los comensales comían pensamientos, llevaban hilo atado a sus cabezas y entretejían los sueños de unos con los de los otros.

martes, 22 de septiembre de 2009

ETERNA NOCHE DE CASARES


Saboreando la noche a tapazos estaba el mar, batía sus alas con determinación y bravura, era al cielo a quien le reclamaba, eran cuestiones de culpas e infidelidad. Llora el cielo un ejército cósmico, y serenan las lágrimas de virgen al atribulado mar. Justo abajo del universo, justo en frente del mar que batía sus ahora serenas alas, estábamos nosotros entretejidos, alimentando nuestros desnudos cuerpos con maná universal. Adoptamos muchas formas esa noche, fuimos crustáceos, escualos y celentéreos, fuimos flamingos de pico corto, tortugas dentadas y medusas de acero. Nuestros pies calzaban arena pálida, la luna se diluía en el estero a lo lejos, y nuestros cuerpos entretejidos de pronto brillaban como soles nocturnos. El fuego, el cielo y el suelo. Nuestro deseo era incandescente y perdurable, su torso sudaba gotas de sol, la tomé entera, me tomó también, adoptamos muchas formas esa noche. Mi respiración era la de un rumiante agitado, olía el olor de su sexo hipnótico, olor a paradisíaco manantial mezclado con transpiración de gacela. El tiempo hizo al mundo y al cielo, a nuestro deseo le tomó más tiempo hacerlo. Incoherente resultaba pensar teniéndola a ella, a su lienzo tendido ante mí para plasmar mi humano arte. Besaba sus pechos frutales, deslizaba mis dedos por su piel de seda, sus labios no sabían a labios, sus ojos se cerraron y en sus párpados se posó un enjambre de luciérnagas doradas. Temblé, me entretuve y temblé, su pelo era largo y encrespado, dormía profundamente sobre la pálida arena. Ella me abrazó y lloró también lágrimas de virgen, dibujó una sonrisa en sus labios que no sabían a labios…y se consumió. Era de noche, estaba nublado, el mar batía sus alas con determinación y bravura y yo solo tenía un puño de arena en cada mano.

martes, 15 de septiembre de 2009



Los mártires e insurrectos cobrarán vida en cualquier momento
germinarán flores provistas de espinas por doquier
en armarios, carreteras y salones de cristal,
en medio de la estepa, del retrete y en la cama.
La historia es aliada y enemiga perfecta
El hombre común pasará de victimario a víctima
pero muy sucio el bulto que carga
muy gastado su nombre
para convertirse en mártir o insurrecto.

EL PACIENTE BÉLICO

Y ahí estoy yo doctor, como en las noches friísimas en Chechenia, como metido en un caldero en Ruanda, como pisando la luna en los relieves de Kandahar. Me persigue el insomnio desde que llegué, han pasado más de dos semanas y no he logrado pegar el ojo. Aura y yo nos vamos al porche por las tardes, me hace cebada y me mece en la hamaca durante horas, contándome de los acontecimientos del pueblo durante mi ausencia, se acerca, me acaricia la cara y como me gusta. Yo la escucho poco, ella no pregunta. Todo es calmo y lindo hasta que exploto violentamente contra cualquier cosa que tengo a la vista, y en ese momento no soy consciente doctor, porque si lo fuera no lo hiciera. Y despierto, ya de noche y sudado, sangrando a veces, otras inmovilizado, amarrado al cuartón y veo su cara doctor, mi Aura hecha pedazos, lo sé, lo veo en sus ojos y lloro doctor, y ella llora conmigo hasta que se queda dormida del cansancio. Yo no la despierto doctor, me la llevo a la cama y la cobijo y me voy a caminar por los senderos polvosos con la esperanza de dejar ahí al demonio guerrero que llevo dentro. Y empiezo a ver las centellas, y escuchar los estruendos, y me cubro. Llevo casco, botas y granadas, y la adrenalina corriéndome por las venas, estimulando a la mente que canta el lema: “matar, matar, matar, ese es mi deber”. Y mato doctor, pero yo no soy de esos que disparan sin saber que matan sino que me cercioro de haber matado, y eso doctor me hace tan feliz. Y me despierto en chinelas, camisa de lino y jeans, envuelto en tierra, a veces rodeado de gente, a veces solo. Es tan triste que ya nada sea como antes, cuando todos tocaban a mi puerta para que afinara sus instrumentos y les enseñara a leer, sumar y restar a sus niños, es tan triste vivir en el portal entre un mundo y otro y al final no pertenecer a ninguno. Es tan triste doctor que he pensado en desaparecer, irme de verdad y para siempre y sobre todo dejar a mi Aura tranquila.

El doctor se levanta de su asiento, se ve al espejo, se toca la cara al tiempo que se dice a sí mismo: “matar, matar, matar, ese es mi deber”.

lunes, 14 de septiembre de 2009


Es impresionante saber que el mundo gira en diversas direcciones,
cambia de eje de un momento a otro
es feliz, melancólico, lunático, tierno, vil...todo a la vez.
A veces se queda viéndolo a uno,
sí, apoyando su invisible dedazo sobre el remolino que se forma en la testa
y uno da vueltas y vueltas.
Y el mundo sigue ahí, estático, cagándose de risa de uno.
El mundo es como un gran sueño que alberga los sueños de todos,
el sueño de las vacas, de las mujeres, de los camellos, del volcán, del río, del ave... cada cabeza es un mundo y el mundo es la confluencia anárquica de todas las cabezas.

lunes, 31 de agosto de 2009

FRAGMENTO

La liviandad del ser en oposición al peso del ego

El corazón despliega razones desesperadas para vivir.

El alma es fiel y maleable a la vez

Peca de humana, de corruptible.

martes, 25 de agosto de 2009

VIDA Y MUERTE

La muerte fue ilustre alguna vez, ahora es accesoria, se reduce a testamentos, entierros, obituarios, réquiems, tierra y llantos. Mis antepasados me han contado de sus metamundos o inframundos, de que no hubo jamás cosa tan vaticinada y tenebrosa que la muerte, de tal suerte que en aquellos tiempos se vivía en función de ella. La muerte era principio, fin y principio de nuevo, se conocía con precisión donde iba a parar uno después de la muerte, así que la vida era un ritual de iniciación, un preludio, un deja vu. En la actualidad el hombre piensa en confort, ergonomía, guerra, acumulación de capital, mercado, corrupción, división de clases, poder, poder…poder. Se ha olvidado ahora de la muerte, del júbilo y del terror por la muerte, del verdadero sentido que le da uno a la vida, preparándose para la muerte. Así como se vive se muere. Si se vive bien se muere en paz, si se muere en paz el júbilo no fue en vano. La humanidad se suicida para descargar el fardo de su existencia, adquiriendo inconscientemente el peso de la culpa infinita. Tuve un sueño, estaba muerto en el sueño, tras de mí había una pila de imágenes de mi vida quemándose, representando a mi propio juicio ante la vida pasada. Simbiosis, causa-efecto, karma, destino, muerte. Al juzgar de uno si está apto para morir.

UNA CITA CON JODOROWSKY

Javier le consulta: Querido amigo: he intentado de todo para terminar con una tartamudez que no me abandona. Incluso tartamudear a propósito para superar el miedo. ¿Puedes ayudarme?
¿Necesitas más información?
Gracias

:: DEBES PEDIRLE A TU PADRE O A CUALQUIERA QUE ENCARNE EL ARQUETIPO PATERNO, COMO UN MAESTRO O UN GURÚ O UN TERAPEUTA, QUE CON LA MANO DERECHA TE TOME LOS TESTÍCULOS Y TE INFUNDA EN ELLOS SU FUERZA ESPIRITUAL.

Verónica le consulta: ¿Podrías aconsejarme algún truco de psicomagia para poder levantarme temprano por la mañana? Normalmente me cuesta demasiado empezar el día.
Besos.

:: MILTON ERIKSSON DIO ESTE EXCELENTE CONSEJO: ANTES DE DORMIRTE BEBE DOS LITROS DE AGUA. LAS GANAS DE ORINAR TE DESPERTARÁN TEMPRANO Y TE OBLIGARÁN A LEVANTARTE.
YO AGREGO: SI AÚN ASÍ NO TE QUIERES LEVANTAR, MÉATE EN LA CAMA.

Héctor pregunta: Hace un año que compré una casa, en la cual vivimos. Tengo la idea fija que en la casa hay una atmósfera negativa. Algunas razones: a los antiguos dueños los ha venido a buscar la policía e investigaciones con órdenes de arresto. Los vecinos me han dicho que la gente que ha vivido aquí no ha durado mucho tiempo e incluso que la casa tiene algo. Además hemos visto cosas extrañas como figuras y sombras; yo me enfermé de vasculitis, que me ha dado dos veces y me ha afectado los riñones; a mi hija le diagnosticaron epilepsia controlable. Yo estoy con depresión y en tratamiento.
Te agradecería Jodo que me ayudaras. Tengo 40 años y soy profesor.
He comenzado una terapia que básicamente es meditación y siento que mi vida está cambiando de rumbo, pero no puedo deshacerme de la idea que te conté.
Te agradezco y espero tu ayuda.

:: LA CASA ES METÁFORA DEL VIENTRE MATERNO. MADRE CANÍBAL. PINTA TODAS LAS PAREDES DE BLANCO. ORINA EN UNA BACINILLA, TOMA CON UN CUENTAGOTAS TU MEADO Y EN CADA RINCÓN DE LA CASA VIERTE TRES GOTAS. ESTO LA CONVERTIRÁ EN TU TERRITORIO.
EN UNA MACETA ENTIERRA UNA FOTO DE TU MADRE Y ALLÍ PLANTA UNA BELLA PLANTA. CONSÉRVALA EN UN RINCÓN DE TU COMEDOR.

[+]Mas de Alejandro Jodorowsky

sábado, 22 de agosto de 2009

INFINITA AUSENCIA

No quiero creer.
Que las flores naveguen
como barcas luminosas por el río.
Es imposible.
Que los techos tiriten de frío en abril
y que las paredes contengan el dolor que yace dentro.

No puedo creer.
Que un zanate vuele con solo un ala
y que por las noches un desfile de rencos asalten la ciudad
traqueteando en el suelo con sus muletas desquebrajadas
como sus cuerpos tiesos y a medio morir.

No quiero creer.
Que los eucaliptos y las brujas bailen solo de noche
y que las putas lo hagan en tubos, sin ganas
así como el sol que se asoma apenas en días nublados
envuelto en nubes y tristeza.

No quiero creer. Es imposible.
Que las hiedras y el ego crezcan solo para arriba
y que el cuerpo solo espera al tiempo
para poder enterrarse a sí mismo en un hoyo.
No puedo creer. Es imposible.
Que las calles luzcan vacías
como las mentes de quienes viven en ellas
y que los perros meen en las esquinas
mientras persiguen la luz en jaurías.

No puedo creer.
Es imposible tu ausencia
como la añoranza que siente la cofia por tu pelo
y el silencio recluido en la casa
como las vacas que mugen al viento.
Y tu ausencia, tu infinita ausencia es imposible
y si es posible
prefiero no darme cuenta.

[+] En memoria de Mario Benedetti, quien con su poema “Esta ciudad es de mentira” me inspiró a escribir este.

domingo, 16 de agosto de 2009

RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA


Hace unos seis o siete meses un amigo me dio el link y desde ahí me prendé increiblemente. Hipnotismo: es la sensación que proyecta el arte de James Jean, lumbre de origen japonés y radicado en New York. Este artista mezcla la estética, el terror, la fantasía, lo grotesco, lo sublime, lo inimaginable, todo en una licuadora surreal.




Además de su página web recomiendo su blog Process Recess

RASTROS, SOMBRAS Y OBJETOS

Me gustan los días nublados, son mucho más apacibles
me gusta ver cómo se va creando el rastro en las sombras de las cosas
(es decir las sombras de las sombras) y como el rastro se va alimentando
de la sombra, y se hace gordo y acaparador, y le ordena a gritos a la sombra
que se proyecte más amplio porque si no se la come.
Entonces la sombra coercionada se ve en la penosa situación de ensancharse y
consumir al objeto - y ella no quiere, jura que no quiere – y le advierte del peligro, le ruega que se mueva.
El objeto rebelde piensa que es capricho de la sombra y se queda ahí, inmóvil, desoyendo la advertencia. La sombra no quiere y sufre, pero el rastro es voraz y despiadado.
Las sombras también tienen sus demonios. El objeto se disminuye gradualmente hasta que no queda nada, ni rastro de que existió.
Así es como nosotros, objetos de las sombras, poco a poco, vamos desapareciendo.

jueves, 13 de agosto de 2009

ENTIERRO

Se nos fue haciendo de noche, nuestras mentes cronometradas por el mundo burdo estaban predestinadas a separarse, pero los cuerpos luchaban fieros por permanecer ahí, como adheridos el uno al otro. Se oían voces, se veían luces, reflejos y espantos y nos embargaba el temor de ser descubiertos en nuestro espacio clandestino, sombrío y lúdico. Reíamos de nuestros juegos pueriles, contábamos cuentos, me dejabas recostarme en tu pecho desnudo y yo muy oportunista me deleitaba con el sabor de tus pezones color rosa.
Nos separamos, sin razón aparente. Empecé a extrañar tu aroma, tu voz delicada, tus manos finas y delgadas, el contar todas las noches tu universo de lunares de los que siempre perdía la cuenta. No llamé ni llamaste. El tiempo es la más grande distancia.
Te fuiste, te di la espalda y el recuerdo vivo se fue convirtiendo en silueta, en croquis, para terminar en algo borroso parecido a un engaño, a una laguna abismalmente oscura. Pasé los días tratando de recordarte, empuñando las manos y frunciendo el ceño. Vinieron otras mujeres, y en ellas, en sus cuerpos colé las lágrimas que no supe colar en tu cuerpo. Decidí enterrarte lejos, a vos y a tus pertenencias. Cavé un hoyo lo suficientemente profundo para no volver a buscarte. Se me fue haciendo de noche y mi cuerpo vacío supo en ese momento que su lugar era a tu lado, enterrado. Por siempre.

[+] Fotografía, Bruno Dayan

jueves, 6 de agosto de 2009

RECOMENDACIÓN DE LA SEMANA

He decidido hacer un espacio nuevo dentro del blog, para que sea un poco más cíclico y me obligue a mí mismo a empeñarme por traerles buen material. Cada semana voy a ir posteando una selección, ya sea de un blog o página, de algún muestrario de arte integral o de cualquier otra cosa que lo amerite...eso sí, prometo ser selectivo y meticuloso!



Y para abrir con el viento a favor y la piel al vacío escogí a eclectic cow, un blog que contiene una selección de trabajos de arte contemporáneo, fotografía, ilustración, diseño gráfico, música, entre otras miles de excelentes ideas. La temática es que el administrador recopila el arte y le da el debido crédito a su autor. Yo le doy el crédito a él. Bajo la expresión visual yace un universo de ingeniosas y fantásticas moléculas. Que lo disfruten...


[+]Para visitar el blog sólo haga clic sobre la palabra siguiente: eclectic cow

BALLET




Mi alma estaba ahí, con vos, con cada giro, empinada, salto y movimiento, con tu terror a caer y tu vergüenza al caer. Sentía tu cuerpo vibrar, tus manos sudar, el nudo de seda en tu garganta y tu boca modulando…mi nombre, a Dios, al viento. No mirés al frente, solo yo puedo verte. Es el juego, es la escena. Libélula danzante, diosa elástica, alambre divino tras el telón. Tu metamorfosis, tu cuerpo no es carne sino fibra flexiblemente divina. Soñé con tocarte, mientras girabas y girabas sobre tu propio y preciso eje. Tu pelo amarrado, el olor de tu sudor dulce. El sonido del baile, de tu talón contra el piso, una pieza de Chopin te acompañaba, la ejecutaste a la perfección, danzando al unísono con el chelo, con el solo del piano, con la pieza entera. Y mis ojos se pusieron vidriosos, no hice nada, aplaudirte no abonaba en nada, quería tomarte, balletista. Por un momento, y así fue de veras, supe que te tenía, que hubiera podido hacer con vos lo que mi nido de imaginación permitiera, volar a Groenlandia y que me bailaras dentro de un iglú con tus piecitos finos y desnudos, que me bailaras sobre la cúpula de Santa Sofía, en plena cumbre del Kilimanjaro, en el labio de un Buda en Tailandia o en el infierno, sobre una lengua de fuego. Preferí verte bailar, verte ante mí y otros más que te deseaban, pero nadie en ese salón, nadie en ese espacio oscuro, frío y forrado te amaba y te percibía como yo. Te amé mientras bailaste. Se apagaron las luces y se corrió el telón.
[+] foto por José Pablo

lunes, 3 de agosto de 2009

FRAGMENTO/APOCALIPSIS VISUAL



No olvidemos el miedo, que es el impulso que nos mantiene vivos.
Pero, que podríamos agregar antes de morir cuando ya todo está dicho,
cuando cada pensamiento tiene un dueño, un codueño y un beneficiario?
La destrucción de la creación, el paraíso es el caos.
No hay razón sin consecuencia...

sábado, 1 de agosto de 2009

BAJA MINGUITO




Santo Domingo de Guzmán, santo patrono de Managua va bajando de la Sierrita, adornado con un millón de jazmines y margaritas, naturales y falsas, acordonado por su guardia personal y encerrado en su burbujita mágica de cristal blindado.
Se siente la presión en el ambiente…
Achiote y hollín de tintes para la piel, para curar penas y disfrazar caras de dolor, aunque sea por unos días. Tambores, marimbas y comparsas, ¡la leche la leche, pregonan al guaro! anoche fue el palo lucio y cayó como anillo al dedo. La gigantona en media procesión, meciéndose, buscando equilibrio de un lado al otro mientras el enano cabezón le va tocando una nalga. Un desfile de putas y homosexuales representando, con escudo en mano, cada cual a su gremio. Suena la pólvora, agitan y bailan al santo; van delante y detrás los torovenados, el cacique mayor y su clan emplumado, los tiernos van arriba de los hombros, van bailando también. Todo el mundo busca su agosto, unos con ventas, otros promesas y otros con robos. Roban también los políticos, a quienes solo se les ve con el santo en tiempos de campaña, resguardados por un grupo de robocops que por diversión y desquite le van dando a los bolitos con sus cachiporras. El clima es generoso, siempre llueve sobre el mar de gente que, con el agua se transforman en pipilachas eufóricas y saltarinas. Van cayendo, van quedando en el camino los que tienen menos aguante. Muchos van cargados de fe, se les ve en sus ojos creyentes y sobrios, muchos otros llevan el sufrimiento a tuto y le piden al santo que les aliviane la carga. Colores, sustos, gritos, golpes, empujones, risas, tufos, olores, brincos, poesía popular. Miles asisten a participar de la procesión inferno-sagrada que es una mezcla de fervor, algarabía y sodoma, reflejo auténtico de un pueblo sufrido pero fuerte.

martes, 28 de julio de 2009

PASOS




Quería atiborrarme de golosinas, habitar dentro de una minúscula casita de muñecas y tomar cereal por la mañana, té con leche por la tarde y por la noche comerme el cachete ruborizado de algún duende; cantarle al Niño Dios y hacerle una lista a Santa Claus en Navidad. Quería jugar a ser grande, usar tacones, maquillaje y escote, ser intrincada y aburrida, quería correr bicicleta, jugar rayuela mientras iba pensando en monosílabos, sol, col, paz, faz, pez, mas…Se escuchan pasos fuertes a lo lejos, algo viene tras de mí, no sé si tras de mí o de mis sueños que creo que ya no son míos, tengo miedo mama, tengo miedo y tengo tiesa la nuca…Quería estar sola y pasarme la vida entera con mis amigos imaginarios, millones de ellos, porque a como soy de temperamento requeriría de muchos, uno para cada estación, para cada día, para cada espacio y color, para cada sensación; indispensables serían sí los cuenta cuentos y chistes, los plañideros para acompañarme en mis berrinches y unos que hicieran cosquillas para después del llanto, los bailarines, los trapecistas, los mimos, los centauros y minotauros, los obesos para dormirme en sus panzas flácidas…Parecieran suelas de metal, pareciera que a cada paso machaca algo, un juguete, un órgano, un insecto, mi propio cuerpo…Quería poder contar los números del uno al millón de un solo tiro, usar lonchera y que me arrullaran antes de dormir, jugar con mis burbujas de baba y evitar que mis escupitajos tocasen el suelo, hacer animalitos con la sombra de mis manos: perros, cocodrilos, delfines, ñandúes, palomas, jirafas…Los siento, a los pasos y a esa presencia que no sé que es, un ogro, un marciano, un fantasma, un ratón…Se mueve la cama, se hunde, no quiero ver, no puedo ver, sudo helado, soy un hielo a la deriva en un mar de pavor. Como quisiera no haber crecido, no ser tu esposa y tener que hacerte café por las mañanas y aguantar tu aliento a tabaco por las noches, es tan simple que no encajo. Me marcho.

CANÍCULA (un ciclo trágico)

I.

Augusto y Carla empezaron para las primeras lluvias de mayo, hace tres o cuatro años. Amaban el invierno, el olor a tierra mojada, la rayería, el viento conspirador y el explotar de las gotas en el suelo; cuando sentían augurio de lluvia o veían que el cielo se nublaba se llamaban de inmediato para citarse en el lugar de siempre. Lo olvidaban todo, en ese momento su única obligación- disfraz con que cubrían su placer húmedo- era coincidir en la misma pieza tapizada de madera y de goteras. Era una especie de ritual, pegaban sus narices a la ventana y veían gota a gota su entorno húmedo, lanzaban plegarias al Dios Lluvia y de sacrificio entregaban sus cuerpos al amor. Así era como todos los años perdían sus trabajos. Pero la lluvia hace pausa, es caprichosa. Los días de julio a agosto se volvían bochornosos, extenuantes y brillantes. Augusto y Carla lograron descifrar el lenguaje de la naturaleza y decidían hacer una pausa y terminar para esas fechas hasta que volviera la lluvia, se comunicaban sólo en morse. Al descender de nuevo la nube gris cargada de agua, las aves y las hojas se lavaban, el viento soplaba frío, salían retoños de las plantas y Augusto y Carla retornaban a su rutina húmeda de amor con más intensidad. Este año no hay invierno, no es que venga tarde, simplemente no hay. Este año no hay cosecha, sólo polvo y calor, no hay gotas más que las que emanan de los cuerpos deshidratados. Este año Augusto y Carla no están juntos y para ellos, para sus mentes jamás se conocieron. Ahora solitarios y desiertos, andan sufriendo de un exceso de sueños húmedos.

II.

Carla y Augusto se encuentran a veces en sueños, más allá del poder de la mente subyace el amor, se rozan la piel con temor, Carla llora casi siempre mientras a él le tiemblan las piernas. Quisieran juntarse de nuevo pero al volver a la realidad encuentran barreras demasiado altas para escalarlas como duras para esquivarlas. Sigue sin llover y la tierra se parte, el sol se filtra y hace emerger al infierno. Carla juró que no iba a volver a amar ni ver al cielo, se ha secado como una planta sin agua y camina con sus raíces desquebrajadas, come poco, no se maquilla y se sienta durante horas y horas a ver hacia el frente por la ventana. Augusto renta una pieza en un barrio bajo de la ciudad, colecciona fotografías de gente desconocida que roba en los basureros de los estudios fotográficos, les corta la cabeza y les dibuja auras corporales con marcador. Se ha vuelto un alcohólico, quizá para intentar matar el dolor, la soledad o el clima; bebe Ron Plata a pico de botella y saca de las bolsas del pantalón billetes hechos tucos para pagar. Lo han asaltado tres veces, lo han atropellado dos veces, lo han vapuleado mil veces pero tan sólo una vez se ha podido enamorar.

III.

Al otro lado del mundo se encuentran la luna, el viento y las nubes ¡deja que llueva, deja que llueva! y vacía cae la lluvia triste, carente de amor. El cielo llora sobre los tejados, sobre las copas de los árboles, sobre los rótulos y los capós de los carros ¡deja que caiga la lluvia desierta! y la lluvia cae sin alma y sin propósito porque después de Carla y Augusto, después de sus ratos de mojado amor ya nadie es feliz.

jueves, 23 de julio de 2009

CALLE SOLEDAD




La noche permanece silenciosa en la calle soledad, el reflejo rojo de la luna se proyecta en los maniquíes -muestras de lo que una vez fueron personas y se quedaron estáticas en el tiempo-, las paredes grises son cadáveres de rocas ígneas que no encontraron asilo para sus almas. El asfalto suelta el llanto de cuando en cuando, se vuelve un río de lamento líquido que está varado, no corre hacia ningún lado, el viento hace eco de los pasos que alguna vez resonaron sobre la calle.

Ana nació y creció en esta calle, oyendo a los güises que cantaban por las mañanas postrados sobre los almendros. Sus papás se mudaron en vísperas de su nacimiento buscando algo más apacible dentro de la ciudad. Tuvo dos hermanos, Javier y Sergio, quienes murieron juntos cuatro años después. De niña Ana tenía el pelo castaño y los ojos color miel, le gustaba comer pasteles de vainilla con sirope, jugar rayuela por las tardes, disfrutaba el olor a gasolina y a cosmético, correr bicicleta hasta el cementerio y contar cuentos para las tumbas de sus hermanos. Ana adoraba los días grises y las noches sin luna.

Ella tuvo un oscuro presentimiento ese día, sucedió algo y lo supo porque al buscar su tijera de baño ésta no estaba por ninguna parte, pasó toda la mañana con una sensación de nausea en el estómago. Ana lo intuía todo, al volver a casa a mediodía había un olor a algo húmedo y rancio, caminó de la entrada a la cocina con pasos aterrados y débiles y en un espacio entre una mesa y otra encontró el terrible espectáculo de su madre envuelta en un manto de sangre, enterrada en su muñeca derecha estaba la tijera de baño de Ana. Su papá la abandonó, empacó maletas y huyó de aquella casa que desde las dos primeras muertes se presumió maldita. Ana no volvió a ir a la escuela, Ana olvidó al mundo y enmudeció. Se sucedieron una serie de eventos paranormales y poco a poco los vecinos se fueron huyendo del aura sombría que emitía la casa. Ana empezó a poblar por temporadas cada una de las casas abandonadas, llevando consigo la maldición a cada espacio. Sus ojos y su pelo se fueron tornando opacos, su piel se arrugó y perdió la noción del tiempo porque éste se había detenido en aquella calle muerta. La vegetación dejó de crecer, el sol dejó de entrar, la vida dejó de ser vida en aquella calle.

Ana despierta desconcertada, cubierta su piel de sudor helado, se lleva la mano al pecho y respira muy suavemente, mira el brillo de los zapatos de charol que lleva puestos, piensa en el tenebroso sueño que acaba de tener. Llora un poco del susto pero se siente aliviada de volver a su realidad. Abajo en el comedor la espera su familia para cenar bajo el confort de un hogar cálido y feliz. Duerme de nuevo y en el fondo, más allá de su conciencia, de su recuerdo y su delirio Ana sabe que es la diosa y vigía de la calle soledad.

[+]Arte visual, James Jean

TU RECUERDO DE ROCÍO ME CAE A LA MENTE

La mente (jerarquizada por un sistema de preferencias) va borrando todo aquello que le sabe a superfluo e innecesario. A vos nunca te olvidé (por alguna razón y aunque han pasado un millón de lunas por el tapiz) mi piel aun huele a algo parecido a vos. Aquella nuestra última noche (que desencadenó en otras mil y una noches solitarias y pegajosas de masturbación) no supe encontrarte a conciencia por mi rotundo estado alcohólico, recuerdo sí el estertor de mi cuerpo conjugado con el estertor de tu cuerpo, las chispas que salían del contacto de nuestros miembros excitados, la vaga idea del dolor producido por tus mordiscos y arañazos.

Esa noche habías terminado con tu novio, llegaste a buscarme con el rimmel corrido, ya habías descargado en él todo tu sentimiento guardado. Nos fuimos a un bar, al rato salimos en cuatro patas, volcamos un carro prestado y huimos de la escena difusos, en carcajadas y sin rasguño alguno. 3: 16. No sé cómo llegamos a dar a tu apartamento, a tu espacio sensual de luces tenues, borlas y muñequitas de china; empecé a imaginar formas con la sombra de tu pelo, a identificar tu olor entre todos los olores, a observar tu belleza de cerca y de lejos, reconociste que te atraía, que había una cuota de tentación pero que jamás fue más que eso. Quebramos las patas de tu cama, rompimos el junco de la silla, nos hicimos sudor, gemido, grito, piel, hueso y agua. Nos rompimos los esquemas.

Tu recuerdo de rocío me cae copioso a la mente, me cae el desvelo por tu silueta borrosa cubierta de escarchas. La mente mañosa es un profundo reflejo del alma.

domingo, 19 de julio de 2009

¡GANAMOS! TODO SERÁ MEJOR




“Gallo-gallina”, así califico el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya respecto al litigio entre Nicaragua y Costa Rica por el Río San Juan. “Ganamos todos”, fue la expresión que utilizó nuestro presidente Ortega respecto al fallo, los ticos recibieron con beneplácito y satisfacción la decisión del tribunal, y de esta manera quedó sentada la postura de ambos gobiernos. A Cesar lo que es de Cesar. Pero lejos de la realidad jurídica que se remite a laudos, interpretaciones y resoluciones existe una realidad palpable, que es la de la población del Río San Juan, que a pesar de ser uno de los departamentos más exuberantes y extensos del territorio nacional es una zona presa del olvido y la desidia, una tierra comandada por villanos terratenientes y transnacionales usureras que en su limitadísimo lenguaje solo entienden de beneficio propio.

Solo con darle vuelta atrás a la página de nuestra historia nos damos cuenta de la inmensa importancia del Río para el país, siendo ruta de entrada de embarcaciones durante más de tres siglos; producto de un ambicioso proyecto de un canal interoceánico y paraje de la codicia y de pugnas interminables entre nicas, ticos, gringos, franceses y todo gato gordo que se interesara por el botín. Se vino la anexión de Guanacaste y la Barra de Nicoya ¡ah sí hombre, vos me ayudaste a sacar al chele Walker, no te agüevés que ahí te doy tu tajadita! 1858, tratado Cañas-Jerez (o al revés si lo prefieren); cito textual de su artículo 6: “La República de Nicaragua tendrá exclusivamente el dominio y sumo imperio sobre las aguas del río San Juan desde su salida del lago hasta su desembocadura en el Atlántico”(…) “Pero la República de Costa Rica tendrá en dichas aguas los derechos perpetuos de libre navegación desde la expresada desembocadura hasta tres millas inglesas antes de llegar al Castillo viejo con objeto de comercio”; es que desde que esto comenzó ya olía feo; ya dije y reitero “gallo-gallina” y la fiesta sigue porque hay mucha tierra para dar.
Pero claro, también hay que comer para adentro para emparejar la cosa, así desde Somoza se han venido apostando un manojo de empresas, de surtidos enclaves y concesiones jugosas que han declarado su propia soberanía ¡porque ahí reina la ley del monte! Hace menos de dos décadas que se declaró a la reserva Indio-Maíz (Río San Juan) área protegida, mas por moda ecológica que por verdadera conciencia, pero eso no impide que todos los veranos la maderera Plywood extraiga troncos al margen de la ley y aniquile al segundo pulmón más grande de Centroamérica…“Santa Plywood es la patrona local. Donde la Plywood no llega, no hay caminos ni tampoco hay impuestos porque no hay forma de cobrarlos. Las alcaldías de la zona son casi impotentes sin la colaboración de la Plywood”. Y también los Pellas con su inmensa fábrica de naranjas, que por ahí rueda el cuento que es la más grande del mundo; y la United Fruit con la palma africana (ya mencionaba el sabio Galeano en su obra Días y noches de amor y de guerra, a la United Fruit que había cortado de un tajo la Reforma Agraria en Guatemala). Y al pueblo como siempre, mameluco. Testimonio de una denunciante de las atrocidades: “Genoveva Gaitán Matamoros, de 25 años de edad, originaria de San Miguelito, dice que el señor Juan Reyes le hizo la cariñosa oferta de pegarle 4 balazos para que no ande de “chischil” con esos ambientalistas que no lo dejan ganarse los reales. El se los gana terminando con nuestros bosques y con nuestras vidas, porque el bosque es la vida de todos: gente y animales". Esa es la triste historia líquida de un lugar abandonado, como sacado de un cuento nefasto.

Pero ahí no termina la cosa, esto va para largo; hace poco me dijo un sociólogo que en Nicaragua radican varios problemas endémicos, uno de ellos el llamado centralismo (hay un dicho que Nicaragua es Managua y nada más, así decían timbucos y calandracas de sus ciudades, y así sucesivamente por los tiempos de los tiempos amén), otro, el de los gobernantes monolíticos que no le sueltan la teta a la patria. Entonces para cuadrar la idea de forma menos prosaica hay todo un comportamiento social, político y cultural de mezquindad, desunión y falta de tolerancia que nos estanca; producto de ello los lomazos, dictaduras, guerras civiles y toda suerte de actos macabros, “en arca abierta el injusto y hasta el justo pecan”, y así como mientras los canes locales pelean por el hueso los vecinos se nos van apoderando de la tierra en una cruzada colonizadora postmoderna. Pasó con Honduras, Colombia y Costa Rica…y ahora Costa Rica de nuevo.

Volviendo al caso, si bien es cierto se otorga la soberanía a Nicaragua sobre el Río (entendiéndose soberanía como la supremacía atribuida a un orden jurídico) se limita la misma al darle a Costa Rica la atribución de poder navegar en un trecho con “propósitos de comercio” (de la interpretación de esta frase se fue en el saco la industria turística de las que ni el Sr. Cañas ni el Sr. Jerez tenían la menor idea) y que quede claro que bajo ningún motivo autoridades nicaragüenses pueden cobrar ninguna clase de visa ni cobro por pase, aunque en la frontera tico-nica a los paisas mortales sin visa gringa se nos sigan clavando veinte lolos, eso es como que le regalés una paleta a un niño con la condición que la comparta con otro niño, sino no hay paleta, ¿entonces en qué quedamos? ¡Ahhh es que nosotros los señores jueces del Tribunal somos democráticos, y damos a cada cual lo suyo! Y menos mal porque dicen que la Asociación de Rottweilers de Cartago estaba lista y afilando colmillos por si acaso.

Pero habría que ir al margen del Río para comprender realmente, ahí cuando se habla de centro de salud es el situado en la ribera tica, igual con la escuela, con el trabajo, con el desarrollo; ahí circula el colón y se habla haciendo énfasis en la “S”. Recuerdo el caso del municipio de Cárdenas que pretendía anexionarse a nuestro vecino del sur por el abandono territorial de un gobierno central que solo llegaba a hacer la mueca; entonces no abona en nada tirar los problemas al aire si somos nosotros los principales culpables de que esa sea una zona fantasma. Se requiere de la iniciativa de todos los sectores, aunar esfuerzos en pro del desarrollo, del progreso y el respeto a la ley, que el gobierno y sus instituciones tomen suero para desintoxicarse el organismo y así poder llegar a la zona con proyectos reales y no demagogia, que se fomente el hermanamiento y la unión del pueblo nicaragüense en cada espacio. Porque no basta con repetir “El Río San Juan es Nica” como si fuese un spot publicitario.

martes, 14 de julio de 2009

TACTO

Nos movemos lento con nuestras miradas quedas en un solo punto: el lecho. Vos con tu sonrisa tierna que acaricia sin tocar, yo con mi cara de niño macho y mi boca a media risa. Tu olor me tranquiliza, no hay tacto ni roce, no hay prisa ni plazo. La distancia que separa nuestros cuerpos no es más que una ilusión ínfima y mediocre ¡soltate el pelo coqueta, para verte entera y descubierta! y te vas desnudando de a poco y sin pena, como adivinando mi deseo que también es tu deseo, y me voy desnudando también y nos apreciamos, vos a mi falo viril y yo a tu monte de Venus. Hemos deshecho los miedos y nos vamos abriendo camino al placer infinito y precioso. Nos acercamos paso a paso, aminorando la distancia de nuestros cuerpos que van reventando las paredes del cuarto, ya no hay barreras entre nosotros y el resto del mundo. ¡Juntémonos pues en la inmensidad de la carne, zambullámonos en la vastedad del lecho y hagámonos energía pura…no llores que lloro! Tu cuerpo y mi cuerpo, tu olor me tranquiliza, tu tacto me eriza, me estremece, me domina. Ese mi primer beso tuyo fue la paradoja de un eterno instante.

- La cama nos queda corta, debemos mudarnos al suelo…¡lo sé, lo siento, no hagas mala cara!